15 febrero 2015

Sigue sin entenderse por qué Forster cobra un sueldo

Por Humberto Acciarressi

Cualquiera que sepa algo de historia y para quien las cuestiones estéticas que hacen a los quehaceres del hombre tengan alguna importancia, sabe que un país que no tiene Ministerio de Cultura está huérfano de una pata. En el sentido contrario, una nación con el prestigio cultural de la Argentina, que le ha dado al mundo escritores, artistas plásticos, músicos de todos los géneros, científicos, compositores y varios premios Nobel, tenga una denominada rimbombantemente Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional es alarmante por varias cuestiones. Algunas de ellas son que es bizarro a más no poder, estúpido conceptualmente, injusto porque lo paga todo el pueblo, de inocultable raigambre fascistoide ya que pretende unificar las ideas, y provocativa, porque a quien la dirige -el funcionario kirchnerista Ricardo Forster- sólo se le conocen ataques a quienes no piensan como la presidente de la Nación, que es quien mueve sus hilos.

Este profesor que integra el colectivo oficialista Carta Abierta -y a quien equivocadamente se lo denomina "filósofo", puesto que es un mero divulgador de esa disciplina - tiene como caballito de batalla para justificar su puesto, el atacar a todo aquel que sea opositor a su gobierno, lo cual convierte la secretaría que dirige en una entelequia monstruosa que ni Kafka se atrevió a soñar. La última de las órdenes que repitió este sujeto que debería volver a ver la película "Mefisto", de István Szabó, fue criticar la Marcha del Silencio convocada por los fiscales para honrar la memoria de su colega Alberto Nisman, muerto en circunstancias bien misteriosas, cuyas causas no excluyen el crimen político. Forster, lejos de respetar "el pensamiento" de los otros, señaló: "Es como si los chefs en la Argentina llamen a una convocatoria para decir que en el país se cocina mal".

La frase de Forster es la de un imbécil o la de un perverso a sueldo. Y que el funcionario ocupe este puesto erradica la primera de las variantes. El ex candidato a diputado por el kirchnerismo es el mismo que no hace mucho señaló que "su" secretaría no intervendría en la campaña, mientras en el mismo reportaje de Página 12 añadía: "Una cosa es Scioli como parte de una política cuyo liderazgo ejercieron Néstor y Cristina, y otra es Scioli como un candidato a presidente" (¿?). Para quienes algo saben sobre lo que hizo Benito Mussolini en Italia entre 1922 y 1943, y los propagandistas de Hitler en la Alemania de 1933 hasta abril de 1945, no hay que agregar demasiado. Para quienes no lo saben, pueden leer el papel de los propagandistas y ejercer el derecho al pensamiento, en este caso comparar. Y que cada uno saque sus propias conclusiones.

(Esta columna fue publicada en el diario La Razón y también podés leerla acá)