23 diciembre 2014

Algunas palabras sobre la muerte de Horacio Ferrer


Por Humberto Acciarressi

Homero Manzi, Enrique Santos Discépolo, los hermanos Expósito, Celedonio Flores, naturalmente Alfredo Le Pera (el socio compositivo de Gardel), Eladia Blázquez, Pascual Contursi, Enrique Cadícamo... El listado de los poetas del tango, de aquellos que como Manzi prefirieron "hacer letras para los hombres en lugar de ser hombres de letras", es larguísimo y de insólita calidad para cualquier género musical. Ahora acaba de morir Horacio Ferrer, compañero poético de Astor Piazzolla y autor de las letras de temas emblemáticos como "Balada para un loco", "Chiquilín de Bachín" o "Libertango". De hecho, Ferrer también revolucionó las palabras de nuestra música como Piazzolla lo hizo con la música.

Hay una anécdota referida a dos poetas chilenos. Se dice que en una oportunidad le preguntaron a Vicente Huidobro lo que opinaba sobre "Veinte poemas de amor y una canción desesperada" de Pablo Neruda. El inventor del creacionismo respondió: "Para tangos me quedo con Gardel". Con permiso del autor de "Altazor", podemos decir que antes que muchos "Coelhos" que pululan por el mundo, nos quedamos con quien escribió, en "Balada para mi muerte", " (...) moriré en Buenos Aires, será de madrugada, que es la hora en que mueren los que saben morir. Flotará en mi silencio la mufa perfumada (...)". El mismo que dejó anotado: "Hoy, que Dios me deja de soñar".

Se ha dicho mucho sobre la muerte de Ferrer. Anotemos que conoció a quien admiró y quiso como a un hermano, es decir a Piazzolla, en 1955, cuando éste tenía su Octeto Buenos Aires. Recién en 1968, con la opera "María de Buenos Aires" comenzó una de las sociedades poéticas más renombradas del mundo. A partir de entonces, entre los dos, hicieron nada menos que 54 obras, una cantidad casi imposible de igualar. Grela, Federico, Garello, Salgán, fueron otros músicos para quienes escribió sus hermosos poemas. Estos tienen todo lo que una buena letra de tango debe tener. No son muchos quienes conocen uno de los temas que compuso con Garello y que le dedicó a Woody Allen. En un fragmento dice así: "Woody Allen quiero verte en Buenos Aires,/ ruso piola y atorrante de Manhattan,/ con tu cara de gilastro / y tu corazón en llamas,/ te veo por Corrientes palpitando/ nostalgias que hacen mal pero son lindas:/ Buenos Aires, viejo Woody, es una mina/ de la que ya never more escaparás".

(Esta columna fue publicada en el diario La Razón y también podés leerla acá)