15 mayo 2014

Otra vez, Marta Minujín hace una de las suyas


Por Humberto Acciarressi

Cada vez que tenemos que escribir sobre Marta Minujín o reportear a la artista, sabemos de antemano que la sorpresa y el asombro serán inevitables. A eso hay que agregarle el frenesí que esta mujer hiperactiva, que mantiene el espíritu rebelde, alegre y zumbón de los años de la Menesunda, contagia inevitablemente con su entusiasmo, su capacidad de ver el mundo como una gran obra de arte. Aunque es sabido, hay que añadir que a la artista pop más importante de Latinoamérica le fascina decir que transcurre sus días como si fuera una historieta que ella misma dibuja, y siempre que puede reitera que "todo es arte".

Desde las piezas más íntimistas que uno puede ver en su taller (un maravilloso caos organizado) hasta las monumentales y efímeras obras callejeras que terminaron acostumbrando a la Argentina y al mundo, hay un arco tan variado de construcciones varias que -hay que decirlo- ella jura que primero tuvieron repercusión en el público y mucho más tarde en el coleccionismo. Ahora, esta creadora vanguardista, a casi medio siglo de sus "Eróticos en Technicolor" y "Revuélquese y viva", la misma que hace pocos meses retornó a las calles porteñas con su "Agora de la Paz" por los 30 años de la democracia, vuelve con una reversión de su antigua "Comunicando con tierra", de 1976. Y lo hará desde las 19 del lunes próximo en Henrique Faria Fine Art Buenos Aires (Libertad 1628).

Chus Martinez, del Art Institute/Institut Kunst, Basilea, Suiza, escribe de la obra que volverá a verse: "En el espacio se ve un nido de hornero. El hornero es un pájaro que se distingue de otras especies por su peculiar nido en forma de horno de barro. Un nido paradigma, o, por así decirlo, el nido perfecto. La acción a la que corresponde este nido tuvo lugar en un lugar mítico, Machu Picchu, en Perú". Agregamos nosotros: allí, Marta Minujín recogió 30 kilos de tierra y a su regreso a Buenos Aires realizó una muestra en CAyA. La misma consistía en 25 bolsas de plástico de un kilo de tierra cada una y un nido de hornero realizado con el material restante y tierra local. Una vez culminada la exposición, la bestia pop envió las bolsas a 25 artistas latinoamericanos, luego de marcar los envíos en un mapa realizado en papel vegetal. Una especie de juego iniciático.

De aquello no queda nada, salvo imágenes y filmaciones. Pero la propia Marta informa: "Acabo de volver de Tikal, Guatemala, donde también recogí tierra con energía mágica para mandársela, en un gesto paralelo, a nueve artistas sudamericanos. Creo que si nuestro planeta se llama Tierra y ´valga la redundancia´, salimos y volvemos a ella, el hecho de trabajar con tierra como materia prima multiplica los conceptos de vida y energía". Desde el lunes próximo hasta el 17 de junio, y entre el 23 y 26 de mayo en ArteBA, Minujín informa: "Expondré un nido de hornero gigante, para que el público pueda entrar y ver mis videos de ¨Comunicando con tierra´. Espero que los horneros no se enojen conmigo, ya que eran nidos abandonados, y que se sientan orgullosos del gigantismo con el que los sorprendo". No hay vuelta que darle: genio y figura hasta la sepultura.

(Esta columna fue publicada en el diario La Razón y también podés leerla acá)