05 marzo 2014

Karen, The Carpenters y el elogio de Lennon


Por Humberto Acciarressi

Se acaba de cumplir un aniversario del nacimiento de Karen Carpenter en New Haven, Connecticut, Estados Unidos. Si viviera estaría cumpliendo 64 años, ya que nació el 2 de febrero de 1950. Pero murió en 1983, unos días antes de cumplir los 32 años, por un paro cardíaco ocasionado por una enfermedad antiquísima pero casi no estudiada en esos años: la anorexia nerviosa. En 1975, cuando ya padecía el mal y consumía cantidades tremendas de un jarabe natural utilizado para causar el vómito y unas 90 pastillas laxantes diarias, los lectores de Playboy la consideraron la mejor baterista mujer. Además, Karen tenía una voz de privilegio, que ya había puesto de manifiesto en The Carpenters, el grupo con el que se hizo famosa y que compartía con su hermano Richard.

Curiosamente, mientras Karen jugaba al béisbol siendo una nena, el hermano mayor tocaba el piano. Así le fueron presentados nada menos que Ella Fitzgerald y Perry Como. A Karen, lo único que le interesaba de la música era la batería, y la tocaba muy bien. Al punto que con buen ojo para los negocios, su hermano la convenció de que la tocara en un grupo que formó cuando ella apenas era una chica de 15 años, y que se llamó Richard Carpenter Trio, en el que también participaba un amigo, Wes Jacobs. En 1966 el grupo se disolvió y ambos, junto al compositor John Bettis y otros más, formaron Spectrum. La cosa tampoco funcionó: las discográficas los encontraban demasiado complicados. El 22 de abril de 1969, Karen y Richard dieron el paso que los haría famosos en el mundo entero: firmaron solos con Herb Alpert, cofundador de A and M Records, lo que constituyó el lanzamiento de The Carpenters, oficializado con su primer álbum, "Offering", que incluía una versión melódica y bella de "Ticket To Ride" de los Beatles, que se metió en la lista de los cien más populares de Billboard.

Entre 1970 y 1975, The Carpenters se convirtió en el dúo más exitoso de toda la historia de Estados Unidos. Lo que tocaban se convertía en éxito. Encabezaron los charts, salieron en diarios y revistas, participaron en programas televisivos, tocaron en más de 200 conciertos anuales. Todo esto fue mellando la salud nerviosa de Karen. Richard, por su lado, se había convertido en un adicto a las pastillas somníferas. Las manos le temblaban y no pudo tocar más el piano. En 1978, The Carpenters se presentó por última vez en vivo. Curiosamente, Karen -mientras su hermano se rehabilitaba- se juntó con el productor Phil Ramone e hizo un disco que recibió elogios de todo quienes escucharon los ensayos, incluyendo a Quincey Jones. Su hermano, sin embargo, la desalentó y el LP no fue editado. Tenía miedo que Karen solista lo eclipsara y que The Carpenters no volviera a reunirse.

Todo esto decepcionó y agravó la enfermedad de la baterista y cantante. No lo sabía pero tenía los días contados. Cada vez más debilitada, resolvió terminar con el grupo que la hizo famosa y se instaló en Nueva York para poder ir a terapia cinco veces a la semana, con un especialista en problemas alimenticios. Uno de esos días cuando se encontraba caminando, se le acercó John Lennon y tímidamente le lanzó: "¿Puedo decirte algo, mi amor? Tienes una voz increíble que me encanta". Ella, emocionada y confundida, le preguntó más tarde a un acompañante: "¿Qué quiso decir? Y éste le respondió: "Lo que dijo ¡¡¡ Es John Lennon !!!". Esa fue una de las pocas cosas buenas que le ocurrieron en sus últimos tiempos. Incluso dicen que cuando el ex beatle fue asesinado, ella no dejaba de recordar aquel episodio.

De vuelta en Los Angeles, la cosa fue de mal en peor. Una noche, ansiosa, llamó a Phil Ramone para decirle que estaba orgullosa del disco que grabaron unos años antes y que fue boicoteado por el psicópata del hermano. Estaba en la casa de los padres (la madre, una controladora; el padre, un tipo insensible). A la mañana siguiente prendió la cafetera, volvió a la habitación, y como no bajaba a desayunar, la madre la buscó y la encontró desmayada. Veinte minutos más tarde, en la sala de guardia de un hospital, un médico le informó a la familia: "Lo siento, Karen está muerta". Con el paso de los años, decenas de artistas de la más variada gama, incluyendo a Madonna, han reconocido su deuda con la cantante y batera de The Carpenters, esa artista que llegó a pesar 40 kilos y que tuvo que lidiar con una familia que hizo por ella poco y nada, salvo usarla.

(Esta columna fue publicada en el diario La Razón y también podés leerla acá)

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