30 diciembre 2012

Pasaron 25 años y Luca not dead


Por Humberto Acciarressi

Ya han transcurrido 25 años de aquella madrugada del 22 de diciembre de 1987 en que ocurrió lo inevitable: la muerte largamente postergada de Luca Prodan. Luego llegaría el "Luca not dead", para recordar al pelado más famoso del rock del país, ese músico que pasó entre nosotros como una locomotora cuyo humo aún nubla las miradas.

Posiblemente nunca sepamos quién fue en realidad Luca , cuya biografía se mezcla con la leyenda, alimentada por él mismo. Se sabe que nació en Roma el 17 de mayo de 1954 y que siendo joven se trasladó a Inglaterra, donde fue compañero de estudios del príncipe Carlos. Deserciones al servicio militar, bohemias londinenses , viajes al Africa, una fuerte adicción a la heroína, su acercamiento a bandas como Joy Division, The Cure , The Buzzcoks y naturalmente los Sex Pistols, son algunas de las cosas que siempre se comentaron. Sí es comprobable que para escapar de las drogas pesadas, Luca aceptó la invitación de un amigo argentino, Timmy McKern, a pasar una temporada en nuestros pagos. Y el pelado que aún tenía pelo aceptó. Eran los comienzos de los años 80.

Marginal, por momentos salvaje, con un dominio impar del escenario y una voz surgida de los vahos de la ginebra y el talento, Luca se metió en las tripas del público under desde el día en que se presentó en el Caroline´s de El Palomar, junto con Germán Daffunchio, el ya fallecido Alejandro "Bocha" Sokol  y Stephanie Nuttal, la joven baterista que el pelado hizo venir de Manchester. Más tarde llegarían Ricardo Mollo, Diego Arnedo, Roberto Pettinato y Alberto "Superman" Troglio. Los discos oficiales de Sumo en vida de Luca fueron tres y en tres años sucesivos: "Divididos por la felicidad" (1985), donde están "La rubia tarada", "Mejor no hablar" (compuesta por el Indio Solari), "El reggae de paz y amor" y su versión de "Kaya", de Bob Marley. Luego vinieron "Llegando los monos" en 1986, con "Viejos vinagres" y "Que me pisen", y en 1987 "After Chabón", con la bellísima "Mañana en el Abasto" y "Lo quiero ya", que con su frase "no sé lo que quiero pero lo quiero ya" sintetizó el espíritu de una época.

También habría que incluir "Corpiños en la madrugada" (cronológicamente fue el primero, de 1983, pero apenas se hicieron 300 cassettes que se vendieron en un par de recitales, y recién fue reeditado, con otros temas agregados, en la década del noventa). El 20 de diciembre de 1987 ofreció su último recital en el estadio del club Los Andes, donde repitió dos veces "Fuck you". Para el cierre, antes de cantar un cover de los Beatles ("Day tripper", aquel tema con uno de los riffs más famosos de la historia del rock), Luca gritó: "Ahí va la última". Cuando la banda se retiró, se quedó un rato en el escenario, solo. Era la madrugada del 21.

Murió un día más tarde. De su casa de la calle Alsina , con el cuerpo del pelado aún caliente , saquearon sus guitarras, sus discos, sus libros. Una verdadera tropelía de fetichismo post- mortem. De la matriz de Sumo, muerto su frontman, salieron "Divididos", "Las Pelotas" y "Pachuco Cadáver". Efímero como una mariposa, cuando se consumió en su propio fuego comenzaron las versiones, se sumaron los datos, se inventaron itinerarios, se escribieron libros y se hicieron películas. Luca apenas tenía 33 años y aún es poco lo que se sabe de él. Es decir: su figura tiene todos los condimentos para alimentar la leyenda.

(Publicado en el suplemento de música "¿Te Suena?", de La Razón, de Buenos Aires)