05 noviembre 2012

Crespi se tomó un idem y le cayó mal


Por Humberto Acciarressi

Todos tienen presente el dislate del vicepresidente de Boca, Juan Carlos Crespi, un defensor confeso de la violencia en el fútbol. El vice del club xeneize, que tiene el mismo apellido del vino famoso, oportunamente relativizó la presencia de violentos en las tribunas con una frase tristemente memorable: "Hasta Cristo tenía barras. Los apóstoles eran barras que usaba para predicar la palabra". Una libre interpretación bíblica que le sienta de perillas a él y a sus amigos los violentos.

Como caja de resonancia de todo lo que pasa en la sociedad, Twitter se hizo cargo del problema, y desde hace un par de días el hashtag #labarradecristo está en el TT del microblogging argentino. Una vez más, los tuiteros vernáculos salieron con los tapones de punta y desplegaron un ingenio digno de Oscar Wilde o Bernard Shaw. Al margen de las cargadas a Crespi y a la locura resumida en su frase ("Con dirigentes así, nunca se eliminará la violencia", rezaba un tuit), miles de personas adaptaron escenas bíblicas, del Antiguo y Nuevo Testamento, a diferentes músicas cantadas en los estadios argentinos.

Fue clásico el "Moishe, mi buen amigo, en Rosh Ashanani no esperes al ungido, van seis mil años, ya se acabó, reconoceme que el Mesías te plantó", uno de los más RT. Tampoco le fueron a la saga en calidad otros como "Cristo, mi buen amigo, este viacrucis volveremo a estar contigo, Poncio Pilato vo so´ boton, matemo´ a Judas por amargo y por cagon" y el memorable "Cristo, mi buen amigo, tirame el truco de cambiar el agua en vino". Los tuits son ingeniosos e innumerables.

Desde "Un minuto de sileeeeeencioooo y a rezar un padre nuestro" hasta "Cristo no se murió, Cristo no se murió. Cristo se fue de joda y a los tres días apareció". "Boron bom bom boron bom bom, viniste en Arca, que pocos son", también fue muy retuiteado ¿Y mientras? Mientras, la violencia en el fútbol sigue sin que se haga nada para erradicarla y recibe el espaldarazo de dirigentes como Crespi, al que varios tetras de su apellido le pegaron mal.

(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)