10 octubre 2012

Vendía la máscara del asesino James Holmes


Por Humberto Acciarressi

James Holmes, el asesino del cine de Colorado en dónde se proyectaba el estreno de la última película de Batman, el 20 de julio pasado, volvió a ser noticia gracias a un tarado que quiso vender una máscara con su cara por eBay. Su idea era hacerse de unos cuantos dólares (500 era lo que pedía) y no descartó ninguna estrategia de marketing. Así fuera macabra. "Apenas faltan unos días para Halloween. ¡Shockeá a todos tus conocidos!", decía el anuncio que fue eliminado por las quejas de los suscriptores, especialmente estadounidenses. En el aviso, el vendedor contaba que se trata de la única máscara en el mundo del asesino de 12 personas y causante de heridas graves a 58 espectadores.

Aparentemente, por las fotos que se conocieron, la máscara tenía el pelo colorado, color del que se lo pintó Holkmes para parecerse al Jócker el día de la matanza. Y esta habría sido fabricada por un coleccionista privado europeo. "La gané en un partido de poker", contaba el oferente. Por otro lado, se supo que la máscara fue utilizada para la filmación de un controvertido documental que saldrá a la luz en 2013. "Imagínate llevando la máscara del asesino en masa más peligroso de los Estados Unidos", invitaba el vendedor.

Es claro que estamos hablando de un criminal que en los días previos a la matanza de Denver se anduvo paseando por las tiendas de armas y compró dos pistolas Glock 22, una Remington 870, un fusil semiautomático AR-15, 3.000 balas para las pistolas, 3.000 balas para el AR-15 y 350 cartuchos para la escopeta por internet, y un chaleco de combate Blackhawk, dos portacargadores y un cuchillo en una tienda en línea. Todas compras legales. Lo cual parece una paradoja, porque mientras se prohibe vender su máscara, él pudo comprar ese arsenal hasta en locales de esos que abren las 24 horas. Hay que añadir que la máscara no fue vendida porque fueron las autoridades de eBay quienes sacaron el aviso. No está prohibido publicarlo en otro lado.

(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)