29 mayo 2012

Miles de chinas pelean por once millonarios




Por Humberto Acciarressi

No se trata de un rancho en la China, ni mucho menos de una china en el rancho. Las "chinitas" -como diría Torrente- de esta historia quieren mansiones lujosas, y, no contentas con una, desean varias. Un provincia del país asiático organizó un concurso con mucho de reality show, en el que se anotaron miles de mujeres que buscan casarse con uno de los once multimillonarios que "ofrece" una ONG local. Claro que no todas son flores en este extraño jardín oriental.

En primer término, varias miles de "desinteresadas" chicas quedaron en el camino debido a que no cumplían con los muy claros requisitos: tener entre 18 y 28 años (hubo quienes se quitaron hasta un lustro), una altura mínima de 1,60 (los millonarios no quieren enanas), buena presencia (nada de meterse los dedos en la nariz mientras se come) y ser virgen (sin comentarios). Cabe aclarar que se les realizaron test de personalidad y fueron examinadas por expertos y cirujanos plásticos.

Nos vamos momentáneamente de esta noticia y le ponemos marco con unos datos del 2011 sobre la situación de los matrimonios en China. De acuerdo a una encuesta realizada entre miles de personas (en el país asiático no lo hacen por menos), los hombres pagan hasta seis mil dólares por una virgen. Las mujeres quieren un marido con buen sueldo, un auto, además de una casa con todos los chiches, y a cambio de esto garantizan "cariño y sumisión". Pero ahora volvemos al concurso.

Todavía quedan unas 300 chinitas en carrera. Y el proceso sigue, ya que las finalistas tienen que ser apenas 28. Serán estas, aunque no se sabe cómo, las que protagonizarán la última fase del concurso a mediados de junio. Se ignora si está contemplada la muerte de las 17 sobrantes. Lo que es plausible es la sinceridad de las chicas. Una de ellas expresó: "Mentiría si digo que me voy a enamorar de un multimillonario de 50 años. Obviamente me enamoraré de su dinero". Honestidad brutal, pero admirable.

(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)