06 noviembre 2011

Borges y Alvarez, en calle Corrientes


Por Humberto Acciarressi

Hubo un tiempo en que Alberto Olmedo no era bien visto por los pseudo intelectuales argentinos. Antes de entrar en tema es necesario que los más jóvenes lo sepan. Había una especie de moda en repudiarlo, que nada tenía que ver con que sus películas fueran bastante malas o que su fuerte televisivo era consumido por millones de personas. Entre el Olmedo del Capitán Piluso y el de "No toca botón" hubo un mundo, que pulió el tiempo pasado desde su trágica muerte en Mar del Plata hasta la actualidad.

Es difícil elegir entre personajes como El manosanta, Rogelio Roldán, El dictador de Costa Pobre, Chiquito Reyes y tantos otros. Su don de salirse de los guiones -tal vez el último gran improvisador de la televisión argentina- lo llevaron a convertir un problema serio en una virtud genial. Ahora, en la calle Corrientes, se inauguró una estatua de una dupla de larga memoria: la de los periodistas Borges y Alvarez. Obviamente no hablamos del autor de El Aleph, sino de los dos personajes que interpretaban Olmedo y uno de sus más destacados partenaires: Javier Portales. Borges era el rosarino ilustre, Alvarez su compañero.

Es inevitable no recordar los gestos, la mirada socarrona, los movimientos con las piernas al sentarse, el énfasis fanfarrón que le ponía a sus sentencias, las cargadas recíprocas con Silvia Pérez al comienzo y con Beatriz Salomón al final, el ida y vuelta en los diálogos con Portales/Alvarez, sus anécdotas ridículas. Si uno se toma el trabajo de buscar en You Tube los episodios, si no se ríe padece serios problemas. Y además es adictivo, como -salvo excepciones- casi todas las cosas buenas. Olmedo/Borges siempre entraba cantando algún tema del rock argento: a veces "Persiana americana" de Soda Stéreo, otras "Promesas sobre el bidet" de Charly García, además de canciones de la banda española de punk "Siniestro total". Y la lista sigue. Ahora Borges y Alvarez (con Olmedo y Portales ya muertos) tienen una estatua. Apenas un dato más en su historia.

(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)