18 mayo 2011

Strauss Kahn y el pesimismo francés


Por Humberto Acciarressi

Un estudio acaba de indicar que es muy difícil encontrar a un francés optimista en la actualidad. Para decirlo con la crudeza de la investigación, los galos fueron declarados los "campeones del mundo del pesimismo". Y hasta tal punto es extrema la postura, que ya han sido bautizados como "declinistas" por un pequeño grupo. Precisamente, estos han abierto un sitio en internet para combatir esas visiones negras sobre el presente y el futuro.

Si bien los expertos creen que hay razones de fondo para el pesimismo, el website se ha propuesto dar combate. Y sus creadores se declaraban optimistas a toda prueba. Cuando esta batalla cultural se venía dando en la red con sus repercusiones en la vida cotidiana, los optimistas sufrieron un golpe en la mandíbula. Y, para ser más explícitos, la realidad les puso un ojo en compota. Porque hay que ser muy optimista para tratar de convencer a varios millones de pesimistas, que no tiene sentido ver las cosas negras, cuando el precandidato presidencial por el socialismo francés y director gerente del FMI, Dominique Strauss Kahn, pasó la noche en una comisaría del barrio de Harlem, Nueva York, por haber intentado violar a la mucama de un prestigioso hotel de la Gran Manzana.

Los detalles son pasos de comedia. Escenario: la habitación 2806 del Sofitel. Escena: la mucama entra para limpiar el cuarto, Strauss Kahn sale desnudo del baño, la corre por un pasillo, la obliga a practicarle sexo oral, intenta sacarle la ropa, ella escapa ¿Y qué hizo el funcionario del FMI? Huyó del hotel rumbo al aeropuerto y se dejó varias cosas en la habitación, incluyendo su celular. Su esposa, la periodista Anne Sinclair, dice que se trata de un "complot internacional". Más alla de cómo termine la aventura de este eventual rival de Sarkozy (que puede llegar a comerse quince años de cárcel), es evidente que el caso no hace más que incrementar el pesimismo de los franceses. Y de acuerdo a cómo pinta la cosa, en esto no hay Inspector Clouseau que los salve.

(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)