18 septiembre 2009

El Indio Solari en Salta la linda


Por Humberto Acciarressi

Otra vez llega la fiesta, otra vez el mismo ritual. La última fue en el estadio único de La Plata. Ahora, la ceremonia se renueva en el Padre Martearena de Salta la linda, que esta vez estará de puro pogo en la noche de este sábado. Más allá de las peleas con Skay por el tesoro compartido (¿qué habrá, que milagros esconderán las cintas que el Indio reclama y que el guitarrista y la Negra Poly guardan tan celosamente?), el ex vocalista de Patricio Rey estará sobre el escenario unas dos horas que uno puede imaginar más, con temas clásicos de los Redondos y de sus dos discos solistas, "El tesoro de los inocentes" y "Porco Rex".

El año pasado, más o menos para la misma época, la máquina mística del Indio latió ante 36 mil personas en San Luis. Calamaro, que luego lo acompañó en La Plata, no llegó en esos mismos días a los 30 mil, en el cierre del Pepsi Music. Hay cosas que son difíciles de explicar, tal vez porque no necesitan explicación. Al escribirse estas líneas, los seguidores del Indio ya tenían casi agotadas las 25 mil entradas. Llegados desde todas las provincias y de los países vecinos, una vez más renuevan el contrato iniciado hace varias generaciones con una estética musical que es impermeable a las críticas.

Por eso, generación tras generación, cuando el Indio dice "yo sé que no puedo darte más que un par de promesas. Tics de la revolución, implacable rocanrol y un par de sienes ardientes que son todo el tesoro", la gente sabe que está prometiendo algo que va a cumplir. El hechizo de su música, sus bellas y conmovedoras letras, le dan un crédito que no se encuentra todos los días en la música argentina.
Fenómeno inusual el del Indio. En líneas generales y por supuesto hay excepciones, cada vez que una banda se disuelve y los músicos siguen su propia ruta, el poder de convocatoria se resiente. Con Carlos Solari esa regla se rompe. Para colmo, como si fuera un guiño insólito, en el mismo momento en que el Indio y Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado se suban al escenario salteño, Skay estará haciendo lo propio en el Teatro Flores, en la Capital Federal, en lo que será la última presentación con el material de "La marca de Caín", ya que el ex guitarrista ricotero se encuentra trabajando en su nueva placa, que estará lista antes de fin de año.

También hace unas horas, Skay salió a lamentar el enojo mediático que se cruzaron con su ex compañero de fechorías musicales y de vida. "Evidentemente hay cosas que no quedaron resueltas, realmente lo lamento. A mí lo ocurrido sinceramente me asombró, en especial la reacción del amigo. El material está guardado en un banco, nos pertenece a todos y cuando decidamos juntos hacer algo y sea de manera conjunta, lo haremos. Lo aclaro de una forma sincera.De alguna manera la predisposición que venía manteniendo tras la disolución se vio alterada y no me parece alimentar polémicas sobre cosas que corresponden a la intimidad", dijo el violero de los riffs mágicos.

Pero estas son apenas anécdotas para matizar la espera hasta que llegue el sábado, cuando se enciendan las luces y el Indio salga con su voz inconfundible a contarnos la historia de esos personajes que viven en sus letras, fiel cronista musical de un tiempo de destiempos, un acierto más en el mar de desatinos que la realidad nos impone día a día. La mística ricotera, con otro formato, sigue viva y soporta el paso del tiempo como sólo los clásicos pueden hacerlo. Y el rock del país hace rato que cuenta con el Indio Solari como uno de sus pilares más sólidos, de esos que no se pueden sacar porque se cae la estantería. Este sábado, cuando suenen los primeros compases, el sumo sacerdote de esta religión pagana reiniciará la ceremonia que no termina nunca y que tiene sus picos más altos en estos escenarios multitudinarios.

(Publicado en el suplemento de música "Te Suena" de La Razón, de Buenos Aires)



16 septiembre 2009

La dulce levedad del ser


"El sábado y el domingo sintió la dulce levedad del ser, que se acercaba a él desde las profundidades del futuro. El lunes cayó sobre él un peso hasta entonces desconocido. Las toneladas de hierro de los tanques rusos no eran nada en comparación con aquel peso. No hay nada más pesado que la compasión. Ni siquiera el propio dolor es tan pesado como el dolor sentido con alguien, por alguien, para alguien, multiplicado por la imaginación, prolongado en mil ecos"


Milan Kundera 
("La insoportable levedad del ser")
Ilustración de Misha Gordin

13 septiembre 2009

Ya no ve más a un lindo gatito

A menos que lo operen de cataratas, el viejo Tweety -plumífero acomodaticio- ya no podrá decir: "Me pareció ver a un lindo gatito". Su creador, Bob Clampett, murió en 1984. Y Silvestre se rajó con una gata menos hinchapelotas que el canario. Y vaya a saber uno donde está enterrada la abuela. Mientras, cual Pablo Milanés, Tweety tararea "el tiempo pasa". Odio a ese bicharraco con plumas casi tanto como al correcaminos.

Abraham Lincoln en la Casa Blanca, Estados Unidos, 1864


04 septiembre 2009

Dunga, tomá un vaso de agua y charlemos


Por Humberto Acciarressi

Otra vez, como cuando Brasil visitó a la Argentina por las eliminatorias del Mundial de Alemania, el equipo de Dunga traerá su propia agua para evitar -dicen- un nuevo "caso Branco". En rigor, 220 botellas para no caer en la tentación de aceptar beber de un bidón "marca Bilardo" y terminar todos como jamaiquinos en una noche de farra al son de la música de Bob Marley. El estigma Branco (aquel defensor brasileño que tomó agua de un bidón argentino en Italia 90 y acabó haciendo señas y cantando Lucy en el Cielo con Diamantes mientras Argentina dejaba fuera a su selección con el gol de Caniggia), persigue al equipo verdeamarillo, que prefiere curarse en salud con vistas al partido de mañana en Rosario. Y no precisamente con pastillas de Valium.

De una u otra forma, los amigos del Brasil quedaron muy sensibilizados. Y nosotros también. Su dolor es el nuestro, ¿o acaso no integramos el Mercosur?. Pero, ¿existió el famoso somnífero? Según Basualdo y Maradona, no queda ninguna duda. Y para colmo, el entonces "10" ahora es el técnico, y Bilardo -manager del seleccionado- es sindicado como artífice de aquel sabotaje de hace casi dos décadas.

Desde acá les sugerimos a los hermanos verdeamarelhos. No carguen inútilmente el avión: vengan y beban las aguas argentinas, que tienen cianuro, desechos tóxicos y peces mutantes, pero no somníferos. Podrán, sí, morir de cáncer en unos años (nadie es perfecto), pero no tendrán a ningún drogón en el área. Es una buena oportunidad para lavarle la cara al fútbol. Eso sí, el agua la ponemos nosotros.

(Publicado en "La columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)