-¿Qué es... esto? -dijo al fin.
-Esto es una niña -explicó Haigha de muy buena gana, poniéndose entre ambos para presentarla, para lo que extendió ambas manos en su dirección, en característica actitud anglosajona--. Acabamos de encontrarla hoy. Es de tamaño natural y ¡el doble de espontánea!
-¡Siempre creí que se trataba de un monstruo fabuloso! -exclamó el unicornio-. ¿Está viva?
-Al menos puede hablar -declaró solemnemente Haigha.
El unicornio contempló a Alicia con una mirada soñadora y le dijo:
-Habla, niña.
Alicia no pudo impedir que los labios se le curvaran en una sonrisa mientras rompía a hablar, diciendo:
-¿Sabe una cosa?, yo también creí siempre que los unicornios eran unos monstruos fabulosos. ¡Nunca había visto uno de verdad!
-Bueno, pues ahora que los dos nos hemos visto el uno al otro -repuso el unicornio- si tú crees en mí, yo creeré en ti, ¿trato hecho?
-Sí, como guste -contestó Alicia.